Economía

Premio COACM Excepcional para la Sede Corporativa Ibenergi, Centro de Capacitación Gas Natural – Unión Fenosa, obra de Nacho Román, Daniel Martínez y Julio Rodríguez

La sede corporativa Ibenergi-Centro de capacitación Gas Natural-Unión Fenosa, obra de los arquitectos Nacho Román, Daniel Martínez y Julio Rodríguez (Taller Abierto- Estudio de Arquitectura) está localizada en la Calle Río Jarama, ciento veintiseis, en el Polígono Industrial Benquerencia de Toledo, un sitio duro, aun desorganizado, al que era posible aportar valor. Las obras se empezaron en el mes de enero de dos mil dieciseis y acabaron en el mes de julio de dos mil diecisiete. ID: ochenta y 6 mil quinientos dieciseis

La ‘Sede Corporativa Ibenergi, Centro de Capacitación Gas Natural – Unión Fenosa’, obra de Nacho Román, Daniel Martínez y Julio Rodríguez, recibió el Premio COACM Excepcional en ‘Obra Nueva Otros Usos’ para construcciones terminadas entre el 1 de enero de dos mil diez y el treinta y uno diciembre dos mil diecinueve. Los I Premios de Arquitectura & Urbanismo del COACM reconocieron esta categoría para poner en valor la obra de arquitectos en cada año en los que no hubo premios en la zona. El jurado valoró, en este lumínico y eficaz edificio de oficinas, ‘el cuidado diseño de los espacios de trabajo, atendiendo a criterios de sostenibilidad y control climático’. «Es un espléndido ejemplo de la calidad que, en todos y cada uno de los campos de la construcción, tiene el trabajo de los profesionales de nuestra zona», valora Elena Guijarro, decana del COACM.

Conforme explica Nacho Román, el trabajo del arquitecto técnico es, muchas veces, demasiado solitario: «nos encerramos en el estudio para intentar dar contestación a los inconvenientes que se nos proponen, de la mejor manera que sabemos». Por eso considera preciso «que se comparta el trabajo y se ponga en valor la profesión», persuadido de que en Castilla-La Mácula se crea buena Arquitectura. «Recobrar los premios era justo y preciso», arguye. En similares términos se explica su compañero Daniel Martínez. «Los premios nos dejan conocer el trabajo de arquitectos de diferentes edades, de lugares distintos y, por consiguiente, son enriquecedores. Son una idea estupenda».

Para los dos, la presencia de Rafael Moneo, como premiado de honor, supuso un valor añadido. «Don Rafael es un referente para todos y cada uno de los arquitectos españoles. Fue realmente bonito compartir aquel día con él pues, además de esto, tuvo unas palabras espléndidas y estuvo próximo», asevera Román. «Es un profesor, reconocido tanto dentro como fuera de España. Dialogar con él fue un regalo para todos y cada uno de los que estuvimos allá que, en nuestro caso, se unió a la propia motivación de la recepción del premio», apunta Daniel.

Ibenergi es una compañía de consultoría energética que precisaba una nueva sede y, al tiempo, proyectar al exterior su imagen de empresa joven y tecnológicamente puntera. Por eso, los arquitectos inventaron un edificio lumínico, que fuera el leal reflejo de la actividad que se iba a desarrollar en él, y del modelo de empresa en el que cree el promotor: transparente, moderno y con papeles de trabajo actualizados. «Estos criterios condicionaron nuestra propuesta», recuerda Román, como asimismo lo hicieron, naturalmente, el factor económico y el entrecierro.

El proyecto asimismo pretendió dignificar «un paisaje urbano de extrarradio bastante hostil, como es el Polígono Industrial de Santa María Benquerencia, que se compone de una amalgama de naves monótonas, portones de garaje muy herméticos, rótulos desvencijados. y todo ello crea una sensación de desorden, que llega a resultar incómoda», cuenta Román. No obstante, «era allá donde debíamos actuar», recuerda Rodríguez.

Así, la nueva sede de Ibenergi es el resultado de la busca de un espacio de trabajo agradable, más humano, que angosta los nudos que relacionan el interior arquitectónico de un entrecierro laboral y la naturaleza cultivada que lo rodea. «Pensamos mucho en las personas que iban a trabajar allá. Nuestra contestación a sus necesidades, que conocimos de primera mano, pues charlamos con todos , fue dirigida a la creación de unas oficinas en las que el límite entre hogar y centro de trabajo estuviese muy próximo», explica Román. El complejo incluye dos volúmenes construidos, uno de ellos dedicado a oficinas y el otro a almacenaje logístico. Y tiene una personalidad que trata de reflejar los valores que la compañía energética Ibenergi les transmitió. El usuario confió de forma plena en los arquitectos. «Desde el primer instante, cuando le presentamos los primeros dibujos al lado de una pequeña maqueta, creo que conseguimos trasmitirle nuestra ilusión. Le charlábamos de un edificio afable, donde se iba a vivir bien. Y nos creyeron, nos dejaron hacer. Tuvimos mucha libertad para desarrollar el proyecto», agrega.

Esa confianza del usuario, es exactamente la misma que se profesa, mutuamente, el equipo de Taller Abierto-Estudio de Arquitectura. «Trabajar juntos a lo largo de años hace que prácticamente sobren palabras en el momento de enfrentar los proyectos. Manejamos exactamente el mismo lenguaje arquitectónico y vemos los inconvenientes y sus soluciones de forma similar», asevera al respecto Daniel.

El emplazamiento y la función a la que dar contestación fueron los primordiales condicionantes del planteamiento de los arquitectos

Los meses cálidos del año son severísimos en esta zona de Toledo. Por otro lado, resultaba preciso dotar de una buena iluminación natural a las zonas dedicadas al trabajo. Para esto, se optó por abrir grandes huecos al exterior atendiendo a la doble orientación de la pieza, mitigando la incidencia de los rayos del sol con flora y elementos auxiliares como pérgolas que proyectan sombra. Por lo tanto, en el proyecto resulta tan esencial el control preciso de lo que pasa en el edificio como de los espacios ajardinados que lo rodean.

El jardín va medrando, de forma que el movimiento de los arces, ginkgos, liquidámbar, tilos, vides vírgenes y perales de flor cultivados en el jardín y regados por un aljibe que recoge el agua de lluvia, se refleja ya sobre las superficies estriadas de aluminio y los vidrios de las ventanas que edifican las testeras.

El espacio interior se proyecta tal como lo anuncia la resolución de abrir una sola ventana rasgada a sur y otra orientada a norte, esta segunda abierta de suelo a techo. Se trata de una convivencia de campos unitarios, confiados a la actividad colectiva y cooperativa de un conjunto de personas bien organizadas. En una estructura rítmica de hormigón se desarrollan espacios abiertos y continuos, donde los únicos elementos permanentes en el tiempo van a ser los núcleos húmedos de aSeos y los elementos de comunicación vertical. La distribución del programa se efectúa en la actualidad con superficies trasparentes de metacrilato y paneles ligeros de madera, que en un futuro pueden cambiar su geometría y predisposición merced a una distribución isótropa de las instalaciones técnicas y a la continuidad de las grandes ventanas.

La planta primera y segunda del edificio de oficinas se poseen en un perímetro de vidrio y aluminio, donde se distribuyen los puestos de operadores, departamentos técnicos, administración y zonas de asamblea de diferentes escalas.

La planta baja de acceso es esencialmente aire acotado por vidrios: el vestíbulo en doble altura que recibe al visitante contiene una escalera ligera que asciende al resto de niveles; una zona de reposo interior y exterior donde se proyecta una cafetería en relación directa con el jardín. Proponemos el jardín como una extensión de la planta baja, humanizándola y haciéndola más agradable. Las superiores tienen vistas del entrecierro, por medio de las copas de los árboles. Conforme va medrando el jardín, contribuye a que la experiencia de morar la construcción sea cada vez mejor», explica Rodríguez. Además de esto, en el nivel del acceso, se proyecta un sala de capacitación laboral independiente. La peculiaridad en escala y función de esta última pieza queda asimismo patente en su configuración geométrica y constructiva: el muro de hormigón progresivo encofrado con tablilla que la acota se libera de la trama cartesiana de pilares, arropándolos con un trazado autónomo. El espacio se alumbra cenitalmente por medio de una ventana corrida superior y de lucernas preparadas en su cubierta.

Tanto los pavimentos, techos acústicos, luminarias y aberturas de climatización, se disponen de forma pautada, siguiendo el patrón de la estructura y de la testera. Aun la construcción del vallado de la parcela se efectúa con chapa metálica horadada y plegada de forma equivalente al cerramiento de aluminio de las edificaciones, describiendo nuevamente un patrón geométrico en sintonía con el resto. Se plantea por lo tanto un movimiento rítmico de los diferentes materiales y elementos edificantes, cualificados por su geometría y por la incidencia del sol. «Mezclamos dos ingredientes: que la edificación fuera un sitio agradable para trabajar en él y la pura operatividad edificante. Para esto, recurrimos a materiales industrializados, que facilitaron el proceso de diseño y de puesta en obra», apunta Daniel. La mayor dificultad de la construcción fue el cerramiento y cerrajería exteriores, reconoce Daniel.

La luz artificial asimismo ha supuesto un campo de reflexión e investigación esencial en la propuesta. Tanto las luminarias del interior, como las líneas de luz vinculadas a pérgolas, superficies de vallado y a pavimentos exteriores, plantean nuevamente un juego geométrico que trata de cualificar entornos agradables, armónicos y bien alumbrados. 6 años tras concluir su ejecución, «los trabajadores nos comentaban que apenas deben poner la calefacción o el aire acondicionado, o que encienden las luces muy tarde. La construcción trata de atender a la auténtica sostenibilidad que, para nosotros, es aquella que se muestra sensible cara las condiciones de entrecierro, como pueden ser la adecuada orientación al sol, la ventilación o la flora proyectada, y así disminuir al mínimo el uso de costosos sistemas energéticos», comenta Nacho.

El acierto del proyecto ha hecho que no haya sido el único encargo de la compañía a Taller Abierto – Estudio de Arquitectura. «Volvemos con determinada frecuencia y, por eso, hemos tenido ocasión de revisar de qué manera se vive la construcción. Y lo que nos cuentan es positivísimo. El personal trabaja a gusto allá y ese es el mejor premio que podemos tener, pues comprendemos la arquitectura como un servicio social», acaba Nacho Román.

La sede es, seguramente, el proyecto más premiado y reconocido de este estudio de arquitectura. No obstante, para Daniel, «en todos y cada proyecto es precisa la autocrítica, al tiempo que cada uno de ellos de ellos tiene sus premios, con independencia de su escala, unos públicos y otros privados. Como en el momento en que un cliente del servicio te llama y te afirma lo fresco que está en verano en su casa, o te cuenta que se ha acordado de nosotros en alguna experiencia agradable», acaba Daniel.

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