Cómo invertir con fondos de inversión
En el ámbito de las finanzas, los fondos de inversión son uno de los instrumentos más seguros para la gestión del capital financiero. Existen distintos tipos de fondos con características particulares. Dependiendo de nuestros objetivos, algunos pueden resultar más útiles que otros. Sin embargo, invertir en fondos es muy recomendable en cualquiera de sus formas
¿Por qué invertir en fondos de inversión?
Los fondos de inversión son instrumentos de inversión colectiva en los que se adjudica una cierta cantidad de capital financiero a una entidad que se ocupa de la gestión de dicho capital. De esta manera, los fondos pueden gestionarse de manera activa para incorporar distintos activos y mejorar la rentabilidad.
Existen muchas clases y tipos de fondos dependiendo del tipo de gestión que se haga del dinero. El tipo de gestión resulta fundamental para elegir el tipo de fondo que más se adapte a nuestros objetivos y estrategias, y si nos conviene uno de renta fija o variable.
En este sentido, la elección de un fondo de gestión pasiva suele resultar más económica y segura, ya que imitan un índice de referencia compuesto por una variedad de activos de buen rendimiento. Esto reduce el costo de gestión del capital y mejora el rendimiento de la inversión, aunque también comportan una menor rentabilidad para el fondo.
Lo inverso puede decirse de los fondos de gestión activa: la rentabilidad es superior, ya que se implementa una gestión activa del capital en busca de nuevas oportunidades de inversión. Sin embargo, el riesgo de esta actividad es que este esfuerzo resulte infructífero y que el costo no se vea amortizado por el rendimiento final del fondo.
¿Cómo elegir un fondo de inversión?
Si bien la idea detrás de estos instrumentos es reducir el propio esfuerzo sin reducir el rendimiento de nuestro capital, si deben tenerse en cuenta algunos aspectos básicos de la actividad.
Debemos definir nuestro perfil inversor: esto es, el presupuesto disponible, el periodo de tiempo que estamos dispuestos a esperar para obtener una ganancia, y los objetivos fundamentales que pretendemos alcanzar —rendimiento, diversificación, crecimiento, etc.—.
Una vez definidos estos parámetros, podremos saber qué tipo de fondo nos resulta más conveniente:
- Fondos de gestión activa: comporta mayor rentabilidad, pero también costos de gestión superiores.
- Fondos de gestión pasiva: menor rentabilidad, pero menor costo de gestión.
- Fondos de Inversión Socialmente Responsable (ISR): pueden ser pasivos o activos, pero siempre incluyen en su cartera activos que producen un beneficio social.
- Fondos garantizados: este tipo particular de fondo dispone de un costo de ingreso mayor, pero ofrece una garantía del total de la inversión, lo que reduce significativamente el riesgo.
- Fondos automatizados: se los denomina fondos personalizados, en tanto un sistema automatizado genera una cartera de activos en función del perfil del inversionista.
En el caso de tratarse de un inversor cuyo capital sea considerable, lo mejor será elegir un fondo de gestión activa o fondos garantizados. Si bien los costos pueden resultar mayores, estos resultarán insignificantes en relación con las eventuales ganancias de una gestión asertiva.
En el caso de tratarse de un inversor de capital reducido, la mejor alternativa son los fondos de inversión pasiva o los fondos automatizados; resultan más accesibles y su desempeño es bastante bueno. Asimismo, al replicar índices bursátiles de gran rendimiento, comportan un menor riesgo.